Bueno .. y en estas estábamos cuando la Fiesta nos llegó de improviso.
La Olivenza extremeña puso patas arriba el refrán de: “Nadie es `profeta en su tierra”, y Extremadura se convirtió en el país de los sueño de los hijos toreros de su tierra, Ferrera, Talavante, Perera), de los adoptivos (el Juli) y de las promesas (Posada de Maravillas). ¿estaremos ante la conquista de unos nuevos mundos? O ¿será el efecto retardado de aquél Plan de Badajoz de los “lópeces” de Franco? Punto interesante para un estudio sociológico en el que la capital del toreo ha ido rodando de Ronda a Sevilla, de Sevilla a Córdoba, de Córdoba a Madrid, de Madrid a Valencia …y ahora Badajoz ¿¿??
Y ya que estamos de viaje y de fiestas, llegamos a Las Fallas. ¡Buena Feria sí señor! Aunque fue lo de siempre. Triunfos de la temeridad de Jiménez Fortes, de la valentía heroica de Ferreras, de la rivalidad encimista entre los Perera y los Castella, de las estocadas de Manzanares, (no importa si ha toreado bien o solo espectacular) del dominio casi obsceno de El Juli, de perfumes que aún conservamos de Morante y del renacimiento del toreo de dulce de Finito. También hay que destacar la mala suerte de Ponce. Venía con ganas de celebrar su 25 aniversario como matador de toros con seriedad y gusto. Lo estaba consiguiendo. Una mala cornada al entrar a matar – que a muchos nos reavivó las imágenes de PepeHillo o de El Yiyo – le va a dejar, destrozado de carne y hueso, un tiempo en el dique seco. Pero ya sabemos lo formal que es D. Enrique. Ha dicho que vuelve … ¡y volverá!.
¿Los toros? En general bastante bien: Se mantienen Victoriano del Río, Alcurrucén, Garcigrande, Zalduendo, no se ha perdido del todo Núñez del Cuvillo, sigue trotando algún Juanpedro …., y los antipáticos Adolfos llevando a toreros valientes a dar trapazos defensivos en la cara ¡no hay derecho!
Para la Magdalena se anuncia repetición de lo mismo. Pues …. ¡Viva el Cambio!
Juan Serrano Pineda.- “FINITO de Córdoba”
Y… de esto que estaba yo entretenido pero concentrado, en resolver ciertas dificultades matemático-lingüísticas, o lo que es lo mismo, acertar lo mejor posible un conjunto de Sudokus, Crucigramas, Palabras cruzadas, y otras operaciones; más que nada por el “aquél” de evitar ser objeto de la desaforada estimulación de nuestra psicóloga la Señorita Josefina – ¡ llámame Mary Pepa tío! – , a la que nos somete despiadadamente, cuando, como encargada Municipal de la Unidad de Memoria, observa en nuestros “deberes” más fallos de los debidos. Estimulación y apechugamiento asertivo – creo que lo llama así – que con facilidad hace quebrar la poca homeostasis de la que somos capaces de mantener. Cuando de pronto, ..¡que levanto un poco la vista para la Televisión y que a punto estoy de gritar Milagro! (hay que tener cuidado con ciertas palabras por el laicismo que impera en las labores asistenciales), o de asustarme ante una posible alucinación (no infrecuente esta edad en que se sueña más que se vive), o engañado en una fabulación que oculte lagunas bien remansadas de soportar tanta rutina. ¡Pero no! También otros colegas tanto de desmemorias como de recuerdos, mostraban ese gesto apacible y gozoso que provoca la contemplación de eterna ecuación: la Verdad es Belleza y la Belleza es Verdad. ¡Estábamos viendo TOREAR a Finito de Córdoba!
Y cantidad de circuitos neuronales que parecían agotados u oxidados por tanto uso adaptativo y protocolario, saltaron por los aires devolviéndonos una memoria de la la vida, que nos inundó de fe y de esperanza sin tener que recurrir a los pechugones de la Mary Pepa. …
¡Ay Finito lo que nos devolviste a nuestras mentes ! ¿Te acuerdas Juan, de allá por los años 90, de aquella crónica de El País de nuestro insuficientemente recordado y llorado Joaquín Vidal anunciando: “ se llama Finito …y es de Córdoba”, cuando creyó adivinar, como Carrochano, el nacimiento de una nueva estrella comparable al jefe de la dinastía de los Ordóñez? . ¡Cuánto tiempo ha pasado verdad! ¡cuánto se perdió de aquellas expectativas que llenaban los AVES de Córdoba a Madrid de fieles seguidores que luego presumían de la pureza de tus lances de capote!. ¡Cuántos apostamos por ti y pagamos con el ridículo de salir de la plaza con la cabeza agachada por la vergüenza de defender una forma especial de torería!
Pero la verdad es que eso acaso ahora ya no importa porque has vuelto como eras, como te recordábamos y como te esperábamos. Probablemente tú también tuviste como nosotros tu laguna mental, que como uno de esos agujeros negros del espacio quizás te robó la ciencia de la lidia, o un sol excesivamente cegador que te ocultó el arte de la elegancia. Pero ahora no nos pidas que miremos con lupa y signifiquemos tu biografía, nos conformaremos con alegrar nuestras percepciones sensoriales actuales y con recuperar una memoria más veces soñada que real. Y como un buen Domingo de Ramos o en esa primavera tan luminosa y atronadoramente anunciada por las Fallas valencianas, daremos aleluyas a ese fino toreo de temple y muñeca de seda, que se desliza como un verso ante la cara del toro. De la naturalidad de esa hondura cuando bajas la mano, o de la sencillez del dominio cuando alargas el recorrido del toro y lo haces girar al final sobre tu cadera para recomenzar la serie. Toreo de gesto íntimo, de oles silenciosos o para dentro, toreo que puede despertar equívocamente una lágrima, un suspiro o una sonrisa porque es difícil definir el afecto de una poesía. Toreo al fin, exquisito, para el amor, para la estética.
¿Sabes Finito por qué no pudiste con tanta y tan buena expectativa? Tal vez eran demasiadas cargas sobre un cuerpo y un alma tan delicados. En ti, quería renacer la Córdoba de los Omeya, la de aquél Califato universal y grandioso de los Abderramán y que alcanzó su mayor y más culto esplendor bajo el mando de su hijo Alhakán II. Como aquél se trajo de Bagdad a Ibn Zaydum, el más grande poeta y cantor de versos para hacer de sus espacios (la Mezquita, Medina Zahara) jardines entrecruzados de poemas, también Córdoba te trajo a ti desde Sabadell para que en la Carlota bebieras sangre torera y arte andalusí. Córdoba quería renacer espiritualmente en ti, aún a sabiendas de que ya no había Califatos vacantes que ofrecerte, tan saturados de monstruos irrepetibles (Lagartijo, Guerrita, Manolete) como de revolucionarios almanzores heterodoxos. Solo quedaba la dulzura del arte, la misma que cada noche, robaba Ibn Zaydum a la luna para llenarse de nuevas melodías que entonar.
Al poeta árabe le inspiraba y mantenía el amor por la princesa Wallada, a ti probablemente el Sol de tu amada Arancha te deslumbró en exceso, y en esa mezcla de luces y sombras del mundo televisivo estuviste en riesgo de perder tu armonía.
Pero, vuelvo a repetir, no importa todo eso, ni que haya sido un “monsieur de las maisons” el que haya creído en ti, el que te haya vuelto a poner tu buen espejo delante para que te mires sin sonrojos y vuelvas a creer en ti mismo.
Y eso es lo importante, que has vuelto para dignificar el ingrato rol de viejo telonero que te habíamos colocado, y cambiarlo por el de introductor y enseñante de Maestro inaugural de Ceremonias solemnes.
Ese es tu papel, marcar los compases, decir: así se torea, este es el arte de la naturalidad y la elegancia, que me nace en el espíritu y se me va a las manos, para deslizar un baile de salón ante el toro. ¡Esas son las reglas! ¡que empiece el baile!
¡Los mediocres y los pegapases a granel, que se callen, que miren y vean!. …. y si es posible … ¡que aprendan ….!.
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