ESPERANDO AL 2014
La verdad es que todos esperábamos que algo debía de cambiar de cara al nuevo año taurino. A pesar de las excelencias de los últimos y multitudinarios acontecimientos de la temporada anterior (recordemos la apoteosis final de Antonio Ferrera, de El Juli y sobre todo el último espectáculo audiovisual de Talavante), habían existido tantas fallas que no dudamos en pensar que la CRISIS había cogido también de gravedad a la Fiesta Taurina, con verdugos tan sofisticados en este nuestro propio país en el que el resentimiento, la frivolidad y el esnobismo discurren sin límites fronterizos.
Así que creímos/soñamos, que las cabezas pensantes de este tan bien llamado Planeta de los toros, observarían el panorama y mirarían donde podían encontrar soluciones ya no solo a la extensión sino a la más simple supervivencia. La afición estaba demasiado ausente, el escalafón rígidamente constreñido, los nuevos y jóvenes entusiastas la andaban buscando todavía perdidos en detalles periféricos de formas, los ganaderos no encontraban rendimiento y los empresarios no soltaban prenda. Difícil panorama o ¡jó qué tropa! – que diría Romanones – tenemos ante nosotros.
Podían haber mirado al Tiempo y al Clima. Hubieran imitado a la Madre Naturaleza y tal vez habrían parido una Taurogénesis Explosiva que rompiera moldes climáticos y aclimataciones rutinarias.
Pero no. ¿Adónde miraron? Adonde todo el mundo… ¡al Gobierno! , e imitaron su estilo, así que empezaron los Eres y detrás los Recortes para llegar finalmente a las pérdidas. Es como si se hubiera pensado que la Fiesta padecía de obesidad y que se imponía un plan austero de adelgazamiento. Nada de medidas de apoyo ni leyes de amparo a lo amenazado. Procedimientos espartanos, lo que se queja y no está fuerte, a la roca Tarpeya de la falta de liquidez.
Se bajó el coste del toro bravo, e hicieron caer ganaderías. Encastes y sangres bravas se fueron para siempre y ya nunca se recuperarán.
También se intentaron rebajar los emolumentos a los toreros, y con eso algún brote verde posible tampoco crecerá. Los otros, los que pueden, los que mandan, hicieron su reajuste. Aprovechando que la Dignidad camina por las calles como mujer enloquecida en deseos para cualquiera que quiera apoderarse de ella, la tomaron para sí, se volvieron “dignos” e hicieron una huelga a la japonesa: Nosotros, torearemos menos – dijeron – pero mejor. ¡Serán gandules! ¡Extraño remedio éste para colmar la necesidad hambruna de la Fiesta, el de comer solamente caviar iraní una vez por semana!
Y nada de rebajar el precio de las entradas, eso de beneficiar al pueblo … solo para los discursos políticos ….
Así que el único problema era cómo confeccionar carteles que llevaran a la plaza a alguien más que a sus funcionarios, la familia, y a los 4-5 “capitalistas” que hacen su recorrido anual sustituyendo en sus hombros venerables Cristo y Vírgenes, por semisantos de carne y hueso adornados con lentejuelas. ¿se buscó alguna lógica para su confección? Pues no, se imitó el recibo de la luz, y así salieron combinaciones estrafalarias mezclando dulces perritoros con líneas de encaste antipático confundido muchas veces con bravura, toreros viejos con nuevos “afigurados” para que se lo creyeran, neófitos toricantanos sin más historia detrás que su escasa exigencia económica y algún independiente que se obcecó en cargar con la cruz de sufrir cada Feria un examen de su valía. Porque una cosa había quedado clara: ahora el espectador que llenaba las plazas ¡Era el Cemento!
¿Y José Tomás? ¿qué es de José Tomás? ¿Volverá? ¿no volverá? ¿reaparecerá en su país o cambiará de parroquia? Su margarita se nos está haciendo más frondosa de lo que es habitual, y a mí – ya que estamos de efemérides – me dan ganas de “armarme” de valor y decir que ni está ni se le espera. Yo le entiendo, la afición le hizo dios, y él se metió a Redentor de la afición catalana esperando su resurrección. Dio el “gatillazo”, y eso duele. Pero ¡qué le vamos a hacer! España está llena de quijotes y molinos; esta vez tocaron gigantes perversos como la burocracia y el calentón nacionalista, mucho más poderosos que el onirismo del hombre de la Mancha. Ahora, nos dicen que está utilizando como bálsamo de Fierabrás el ungüento de la cultura. ¡hombre eso está bien! Pero no es la primera vez que esto sucede, que toreros y grandes figuras literarias andan juntos intentando estar “revueltos”. Casi se podría hacer un catálogo de tropismos con las sentencias de “Guerrita”, los “saberes” de Domingo Ortega y los pensamientos de su homónimo Gasset, con la avidez de conocimiento de Belmonte y la melancolía filosófica del 98, el idilio Ordóñez-Hemingway, la sinfonía entre Bergamín y Paula, o más recientemente con el secretismo estético de Morante y la ingeniería simbólica de Arrabal, etc. etc. Hay algo en los toreros que fascina a los hombres de la cultura, posiblemente sea el exhibicionismo casi procaz de sus figuras que para sí quisieran los pensadores; y viceversa, es decir que ya quisieran los toreros apoderarse cada tarde de la cotidiana musa de los literatos o de elevar a poema o pensamiento permanente el arte de burlar cada tarde a la vida o a la muerte, que el toro representa ambas posibilidades. ¡Ya les daría yo a alguno de ellos en vez de tantas “orejas de oro” o premios Paquiro, algún libro de poesía conceptual de Antonio Colinas o el “Ulises” de Joyce para que se les fueran esos “pujos”!. En fín, nuestro buen José Tomas también lo intenta, tiene un ojo puesto en Vargas Llosa y una oreja cercana a Joaquín Sabina. ¿por quién se decidirá? ¡Marchando otra margarita frondosa para José Tomás! ¡Jó hijo! Se te van a terminar tus primaveras y no has terminado el jardín .
Así que vayamos tras las posibles nuevas promesas…
Saúl JIMÉNEZ FORTES, de Málaga
No necesitó descubrir su vocación a la torería, ya le venía impregnada en su concepción como el sueño de una sangre torera, por un lado su padre: Gaspar Jiménez, empresario taurino, enseñado a manejar con frialdad la pasión violenta de los toros; y por otro su madre torera: Mary Fortes, doblemente valiente, como torera y como mujer rompedora de moldes. Saúl gusta del orgullo de los apellidos de su doble origen
A esto, la naturaleza le añadió una configuración física idónea para la burla del toro. Alto, espigado, en la distancia perfecta para intuir antes que ver los derrotes peligrosos del toro.
El año pasado, ya nos había impactado con esa quietud hierática y esa proximidad casi suicida en la cara del toro; ahora ha aprendido además a llevar al animal en un recorrido en torno a su propio obelisco con la largura y hondura que su casta le permite.
También, desde sus alturas ve bien el agujero de la muerte que él casi convierte en un ejercicio de mate baloncestístico.
Su triunfo está asegurado. Fue el primer ninot salvado y llevado a la gloria por la puerta grande del coso de calle de Xátiva.
¡Bienvenido sea este Juan Sin miedo! a los buenos carteles.
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Dicen que Sevilla tiene
una Secreta balanza,
que mide Arte y Valor
al que va a la Maestranza
Antonio NAZARÉ Domínguez,
Viene diciendo que Sevilla empieza en Dos Hermanas, y trae como muestra un compás gitano y una muñeca de seda cortesana para ser torero y poder bailar con el toro, en esa música callada a la que solo Bergamín supo poner partitura.
Ningún bagaje mejor para triunfar en la Maestranza, y así lo hizo en 2013 donde dio un curso de Arte sevillano.
Su paso le emplazó para el futuro. Y Sevilla le espera para lanzarle al mundo.
Esperemos que no se queda en una sola flor de azahar.
Manuel ESCRIBANO González,
Se dice de él que su primer contacto con los toros lo tuvo a los 2 años, y que esa precocidad taurina pulida luego en la escuela de Tauromaquia de Sevilla, hizo especular sobre él, sueños de figura importante. No necesitaba valor, estar ante el toro siempre fue para él algo entrañable y por si esto fuera poco, viene de Gerena, la tierra que nació y crió a los Campuzano.
Oscurecido tras su alternativa (una cosa es ser niño grande y otra cosa muy distinta es sobrellevar como adulto, la responsabilidad de una expectativa), en 2013, y sobre un Miura, escribe en la feria de Abril todo un tratado de valentía y poder.
Desde esa fecha sabe que en cualquier sitio ya no podrá dar el paso atrás. Su destino se alternará entre los hombros de los “capitalistas” o el hule de las batas verdes.
Joselito ADAME Montoya
Viene a esta Galería tanto por méritos propio como ajenos.
Ha sido elegido como símbolo y representante de ese conjunto de nuevos toreros mexicanos como los Zaldívar, los Macías, los Silveti (siempre encontraremos este apellido en cada promoción), etc., que nos recuerdan que sigue habiendo buenos toreros más allá de Cádiz.
Joselito Adame es, en esa tierra donde la valentía se mide por “machos”, el que tiene tantos como el que más; y que a ese punto de valentía añade un “gallo” más de arte que le permiten asomar su cabeza en este pelotón.
Trae además un desafío: quiere demostrar y demostrarse a sí mismo, que a nuestro toro bronco, áspero, malintencionado y poco dado a blanduras dialécticas, le “puede” tanto como al pastueño y dialogante toro habitual de sus tierras charras. Un desafío personal que no busca fama ni categoría que ya traía, sino un reconocimiento amplio a un toreo siempre arriesgado, siempre emocionante, siempre peleón, y siempre a la búsqueda de lo estético.
Por eso se merece nuestro respeto y sobre todo nuestras expectativas.
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