Llegó Madrid con su Domingo de Ramos y la sangre empezó a decir verdades, por ejemplo la verdad de la geometría. Y esta vez le tocó a Jiménez Fortes pagar demasiado caro su ignorante temeridad en esa materia. Como chico joven que es, intenta aplicar los nuevos conceptos “einstenianos” de la física y la geometría a la tauromaquia, y sueña que los espacios son relativos según distintas velocidades o masas. Y allá se fue a explicárselo a un toro que venía directamente de la dehesa, sin afeitar y ni siquiera haber terminado la ESO. Claro, el pobre toro no había pasado de la geometría euclidiana y de los conceptos básicos de espacio, círculo, y si acaso la tangente y la apotema… es decir, lo clásico. Saúl se fue a la teoría de la relatividad, el toro de García Fraile no la sabía, chocaron, y al final se impuso la clásica ley de la gravedad. El torero al suelo y el refrán de que la letra con sangre entra que se cumple otra vez.
Así que ahí tenemos al bueno y valiente Jiménez Fortes re-estudiando en el Hospital a los clásicos de la física de los espacios y la fuerza, para sus próximos exámenes. Que Dios le ayude, la Fiesta necesita de valientes como él.
Y estamos en el Domingo de Resurrección a ver si algo le toca a la Fiesta, pero como somos españoles hemos empezado por resucitar la rivalidad cainita. ¿quién es el Otro a matar?, pues la Afición, así que desempolvemos las guerras de Julio César y sus estrategias victoriosas y carguemos contra el enemigo al grito de Divide y Vencerás. Nada de darle al aficionado el Toreo completo. La mitad a Málaga, a seguir el arte de los toreros en ese mano a mano de Morante y el Juli con sus “toritos de reparto”. La otra mitad a Sevilla con los Miuras para Escribano y Luque, a ver si volvemos a ver repetidos aquellos espectáculos de los años 70 de toreros corriendo despavoridos delante de los fieros Guardiola Fantoni.
Así que … como siempre … ¡que Dios reparta suerte!…
¡Bien pues llegó dicho domingo y no pasó nada especial! Tanta competitividad, tanta rivalidad, tanto mano a mano, … nada, resaca tristona y aburrida como corresponde a una Semana Santa. Y es que ahora, la democracia – buen invento para la ataraxia, malo para las pasiones – trae nuevas modas y las cosas ya no son lo que eran. Cada vez que dos rivales se encuentra ahora frente a frente, se dan la mano y hacen consenso. ¡qué lejos están de aquellas encarnizadas disputas por ganarse una mitad del público!. Ahora todos hacen algo parecido para contentar a la mayoría, como si buscaran votos en vez de promocionar aficionados entusiastas.
Los “del arte”, estuvieron en la Malagueta y dieron pellizcos de su torería, no demasiados, los justos para volver más veces; como esos partidos de fútbol que acaban 1-0 esperando resolverlo a la vuelta; y eso que “jugaban en casa” y con “las cartas marcadas” de sus toros elegidos, pero estos no tenían su día, andaban “flojos de líbido”, de eso que antes se llamaba “astenia primaveral” para ocultar de forma sofisticada la palabra Represión (no fuera que el Poder se sintiera aludido), y claro no dieron suficiente juego.
Tampoco la Maestranza se pasó. Allí fueron los toros los desmedidos; unos se quedaron cortos y otros fueron demasiado largos pasando a los toreros por encima (a alguno literalmente). La Primavera de aroma y empuje no bajó de los árboles de azahar.
¡Y quién lo diría! Fue Madrid quien dio la nota de la Resurrección. No en la plaza no, aunque por ella sí pasaron los Curro Díaz, Nazaré y Morenito de Aranda. Buenos y finos chicos sí, pero sin ese “plus” que necesitan los Gavira y los tendidos de las Ventas para romper. Desde allí, se vino a triunfar la Esperanza, – la Esperanza Aguirre – anunciando la Feria de Abril. Hermosa y valiente como una virgen sevillana salió a la calle y sin necesidad de “nazarenos” pegó cuatro gritos y pregonó que ser de España y ser respetuoso con la Fiesta Nacional (ahora Fiesta Brava para que no se enfaden) van de la mano, porque así lo han querido la historia y el pueblo. Quien reniegue de esto lo hace de su inconsciente colectivo y de una parte importante de su identidad. Yo quiero gritar con ella y decir que no estamos contra los anti-taurinos; ellos tienen todo nuestro respeto; estamos contra los taurófobos, esos que utilizan el Odio, y el Odio contra España para atacar una parte de su legado cultural, como estamos contra esos intelectualoides bobos que por esnobismo o frivolidad exhiben su desprecio a la Fiesta, y contra los que por cobardía y bajo el lema de “lenguaje políticamente correcto” intentan opinar “fríamente” de una Fiesta que si es algo es Pasión.
Porque Pasión fue lo que procesionó y dramatizó nuestra Esperanza. Caminando en su “Paso de Palio” de Dolorosa, su grito desgarrado de llanto por lo injuriado; detrás de ese “paso de misterio” donde una Fiesta maltratada, azotada, grotescamente exhibida, lacerada y crucificada, soporta su existencia; mientras a su lado, espectadores foráneos, depredadores de emociones, mercenarios malpagados de ideologías extranjeras asisten cantando bufonadas, como aquellos soldados cobardes romanos se jugaban a los dados las vestimentas de Cristo.
Aún nos faltaba algo por ver de ese intento fallido de Resurrección para completar su espejismo: la corrida Concurso de Ganaderías que la Plaza de Misericordia de Zaragoza tuvo a bien facilitarnos su retransmisión. ¡Estos maños tan obcecadamente buenas personas y tan ingenuos!
Y bien, ahí estaban parte de la flor y nata de nuestros ganaderos con sus productos a los que hay que reconocer una muy buena presentación y un adecuado trapío: los neo-bravos Zalduendo con esa pinta de rebeldía y diferenciación que intenta Fernando Domec, los pensativos Cuadri (ni una sola repetición, cada embestida es la consecuencia de un esfuerzo de lógica y biología), los habitualmente antipáticos Adolfos – no por esta vez – que lució una presentación hermosa, soberbia y pura alba serrada, los poli-manoseados Alcurrucén (casi siempre dignos y vistos esta vez por partida doble), y el eterno agradecido Ricardo Gallego con sus Fuente-Ymbro. También estaba en la lista Ana Romero, su toro salió, se arrodilló y santiguó respetuosamente varias veces y se marchó de la procesión.
Frente a ellos tres toreros: el extremeño Antonio Ferreras, el salmantino-leonés Javier Castaño y el local “Paulita”. Los tres con el mensaje de dejar ver los toros antes que el toreo. ¡Bien c…. , bien!
Y empezó el espectáculo, y … los toros empezaron a correr hacia el caballo a cada cual desde más lejos y más velozmente, no importaba que los colocaran por Huesca o por Teruel, ellos apuntaban directamente al caballo de Zaragoza y se daban unos topetazos enormes contra los petos, salían un poco mareados y dando tumbos, pero volvían a sus puestos de salida y otra vez a dar testarazos. Así lo hicieron 2, 3,4 veces, e ignoro si alguno entró por 5ª vez o el torero se apiadó de él. El personal aplaudía a este milagro de ejercicio físico y cabeza dura, los ganaderos sonreían satisfechos y los toreros se limitaban a ordenar al tráfico.
Pero no crean Uds., que cada entrada era una puya ¡eh!, picotazos simples de tercio de banderillas. Ni piensen que a los toros había que sacarles del caballo ¡quiá!, salían ellos solitos y sueltos para prepararse una buena carrera. Ni crean que empujaban en cada encuentro, hubo incluso algún toro que al entrar en el caballo quedaba pegado paralelamente al jamelgo, parecía que le contaba algún chiste y después de reírse unos instantes, volvía otra vez para Huesca a hacer memoria de otra ocurrencia para el caballo, y, como a veces los chistes ya venían con su punto picante, el picador se abstenía de intervenir.
¡Curiosa manera moderna de medir la bravura y casta de un toro por repetir carreras a lo Usain Bolt y soportar golpes en su testuz sin caerse K.O. al suelo. Más parece la valoración de un carnero o de un boxeador que de un toro bravo. ..Pero la modernidad es la modernidad, y las nuevas formas son las formas …. Formas con las que – pido perdón por estar aún en Pascua Florida – no comulgo. ¿dónde dejaron espacio para ver la casta, la nobleza, el sentido, la repetición en el embestir, la emoción del peligro, etc.. que solo se pueden observar en el comportamiento con la muleta y después de los dos tercios de castigo (varas y banderillas)? ¿Tan mal estamos de casta que ya se entiende por toro bravo el que corre y no se cae? ¿Tan sutilmente se le puede burlar a la afición?. No puedo evitarlo, quizás por deformación profesional, mi mente me llevó a comparar el espectáculo con esos pacientes “como sí” de Helen Deuscht o los “seudoself adaptativos” de D. Winnicott, personalidades que formalmente se comportan siguiendo las reglas más puras de la cortesía en la relación social, pero que pasan sin huella, sin esa profundidad que da el ser humano por sus afectos. A los toros, les dejaron sin posibilidad de ver esa Belleza que proporciona la Emoción o la Verdad.
Allá por el 5º toro Castaño miró su vestido, tomó conciencia de que era un torero y sin desmonterarse – no fuera que se le escapara la idea de la cabeza – presintió que con aquél Fuente Ymbro podía hacer casi toreo de salón, pero el público parecía estar para otras cosas, y lo mismo ocurrió con el empaque y galanura del toreo de capote de Paulita. Los animales ya habían agotado su “bravura” en tantas carreras que solo estaban para la foto final.
¿qué nos quedó en el recuerdo?. No se engañen señores ganaderos ni señores empresarios, si bien es verdad que guardamos la imagen de alguno de los encuentros toro-caballo, se ha fijado más y mejor en nuestra ya selectiva memoria, la estocada de Antonio Ferreas al primero: a ley y por derecho; los tercios de banderillas de los subalternos no solo de la cuadrilla de Javier Castaño con el escalofriante tercer par de Ferreras al primer toro, al quiebro saliendo, a tablas y con el resbalón final del cuarteo en la cara del toro, las dos series por la derecha de Castaño con el Fuente Ymbro y el capote de Paulita. Eso es toreo total, y eso soñamos que podía resucitar.
Al final, y como parece que Cristo no se ha tomado su Resurrección con el boato que ésta merecía, la Iglesia ha tomado las riendas de la solemnidad litúrgica y se ha anunciado la venida de José Tomás para acompañar la Fiesta del Corpus. ¡todo es posible en Granada! ……. pero podía haber elegido una plaza de 1ª categoría ¿no? ¡vamos, digo yo!
1 Respuesta to “Semana Santa: de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección”
17 mayo, 2014
milucaMe han encantado las reseñas de las últimas temporadas y me he reído un montón. Un poco por no llorar. Gracias.